Kamakura, en la isla de Honshu, es una de las ciudades más famosas del Japón; antiguamente fue una de las capitales del archipiélago. Posee una colosal estatua de Buda en bronce, obra que data del siglo XIII.
Para ponernos un poco en situación, esta es la historia resumida de la aparición del budismo:
Cakyamuni, el sabio de la familia hindú de los Cakya, se llamaba Gautama de nombre de pila. A causa de su sabiduría fue designado con el sobrenombre de “el Buda”, o sea, “el que tiene el conocimiento absoluto de las cosas”. Fundó la religión budista. Se le representa, por lo general, con el aspecto de un personaje sentado a la manera oriental y cubierto con una túnica monástica.
El daibutsu, o Gran Buda, de Kamakura mide unos 14 metros de alto. La estatua fue fundida en bronce en 1252, lo cual constituyó en aquella época un grandioso éxito técnico. Es objeto de frecuentes peregrinajes y recibe continuamente ofrendas por parte de los fieles: flores, ropas, aderezos diversos, plegarias y músicas.
Antiguamente, el Gran Buda no estaba al aire libre sino que lo cubría un templo. Lamentablemente éste fue destruido por un tsunami en el año 1495, que lo dejó tal como se puede ver ahora.
Este Buda es el segundo más grande de Japón, después de la de Nara, y se puede incluso visitar por dentro. Normalmente hay bastante gente, lo cual hace complicado hacerte una foto para el recuerdo, pero sigue mereciendo la pena.
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