Marsella, la ciudad de la Provenza más mediterránea

9 enero, 2009

Fotografía:Carlitos

Fotografía:Carlitos

Flanqueada por dos extraordinarias fortalezas, la de Saint Jean y Saint Nicolas, el Port Vieux cruza por la ciudad  de la Provenza francesa más mediterránea de todas. Marsella tiene todo los componentes para convertirse en la capital de la cultura europea, como así será en 2013. Qué mejor que recorrer algunos de sus barrios y monumentos más significativos. Sólo para hacer boca.

Con motivo de este acontecimiento, la ciudad gala está sufriendo un proceso renovador tanto en sus lugares turísticos como, especialmente en los relacionados con las manifestaciones artísticas. No en balde, ser elegida capital cultural es toda una responsabilidad que Marsella, seguro, que pasa, con creces.

Fotografía: El Itinerante

Fotografía: El Itinerante

Llama la atención esa sensación mediterránea que destila la ciudad, la segunda, dicen, más grande de Francia, y que se percibe en sus avenidas y calles. Carnèbiere, Quai des Belges o calle de Roma, son ejemplos sustanciosos de ese aire de ciudad del sur, estrechamente emparentada con otras urbes como Barcelona o Nápoles.

Fotografía:Rafael  Peñaloza

Fotografía:Rafael Peñaloza

Callejeando descubrirá una Marsella familiar, con infinitos olores procedentes del mercado y las tiendas de especias. Y si sigue cuesta arriba llegará hasta la Basílica romano bizantina que preside la ciudad coronada por la ‘benne Mere’, una imponente estatua de nueve metros de altura.

Junto a la basílica, otro monumento que también está presente en la vida de los marselleses es el Paladio del Pharo, erigido en 1858 como regalo al Emperador Napoleón Bonaparte, como también los están sus playas. Si en algo es conocida esta localidad es por ser un destino preferente en el turismo de sol y playa. Artistas como Cezanne o Braque retrataron con sus pinceles la magia de sus costas y calas únicas.

Fotografia:Java Linas

Fotografia:Java Linas

Desde el Puerto de L’Estaque se observan los tradicionales ‘canabons’, pequeños refugios para los bañistas y el castillo de If, monumento nacional,  erigido en una pequeña isleta, que Edmundo Dantés padeció en las páginas de Alejandro Dumas.

Fotografía: Jonbgem

Fotografía: Jonbgem

Y sus acantilados y grutas sumergidas, son todo un espectáculo, más intenso si cabe al divisar Les Calanques, todo un símbolo de Marsella, que se extiende formando una barrera casi infraqueable, sólo rodeada por la luminosidad de un mar que antepasados surcaron procedentes de otros pueblos y que dieron forma a  la Marsella de hoy.

Vía|Web oficial