Sulawesi: la isla de los ‘hombres de las montañas’

2 febrero, 2009

Fotografía: Tierecke

Fotografía: Tierecke

La isla de Sulawesi, en Indonesia, es uno de los territorios más exóticos que se conocen. Un pueblo, el de los ‘tana toraya’ (hombre de las montañas), ha sobrevivido en estas tierras desde tiempos inmemoriales, a pesar de la venida del ‘hombre blanco’ que no logró desterrar sus más ancestrales tradiciones, vinculadas al culto a un animal: el búfalo.

Diseminadas por su paisaje, iglesias protestantes construidas por los holandeses que ‘colonizaron’ este territorio no pueden competir con la belleza inusitada de las tongkonam , viviendas altas y estrechas, construidas sobre pilares a un metro del suelo con tejados voladizos de bambú que las protegen de las lluvias.

Estas construcciones son una de las atracciones turísticas de Sulawesi, a la que se puede acceder a través de vuelos directos desde Bali, capital de Malasia, y que les acercan hasta Ujung Pandang, la principal urbe insular de Sulawesi, situada en la zona más meridional, y desde donde salen y entran los buques mercantes, denominados bugis.

Viajando hasta el centro de la isla, llegamos hasta Rantenpao, una pequeña población, que se mantiene gracias a los cultivos de arroz, dispersos por montañas poco elevadas, a lo largo del camino,  y por supuesto a los ingresos que deja el turismo. En Rantepao, encontramos el ejemplo más nítido de la cultura de los ‘tana toraya’. El búfalo, es el animal totémico y sagrado para esta tribu. Este animal equivale al sueldo de un hombre durante todo un año.

Fotografía: billypalooza

Fotografía: billypalooza

Siguiendo las tradiciones, el búfalo es sinónimo de riqueza y prestigio. Cuando fallece algún lugareño, son descuartizados en un ritual de matanza sorprendente, que suele durar varios días y que ejemplifica la continuación de la vida. Durante esos días, las mujeres se visten con sus mejores galas y abalorios, éstos hechos con huesos que denotan el rango y el status social en la tribu.

Por temor a los saqueos esconden los cuerpos de los difuntos en nichos horadados en las rocas, y en los balcones de las casas, colocan las efigies de los muertos tallados en madera.

Vía|Sulawesi Adventures