El pabellón de Mies Van der Rohe en Barcelona

7 marzo, 2009
Fotografía: C-Monster

Fotografía: C-Monster

Mies Van der Rohe construyó el pabellón alemán para la exposición internacional de Barcelona, en 1929. Durante 56 años, desde que fuera desmontando, esta significativa obra de modernismo arquitectónico, una de las más importantes, permaneció en la memoria colectiva, sólo  a través de planos y escasas fotografías en blanco y negro. Una historia apasionante de un edificio que fue y es.

El famoso arquitecto alemán (1886-1969) fue encargado por su país para dar forma al Pabellón de Alemania y básicamente para albergar la recepción oficial del rey Alfonso XIII a la delegación alemana. Para su construcción, Van der Rohe no escatimó los materiales: mármoles de distintos tipos, cristal y acero, compusieron los elementos que aplicó al edificio que causó sensación.

Fotografía: Horitzons Inesperats

Fotografía: Horitzons Inesperats

Junto al vanguardismo de la aplicación de los materiales y las formas geométricas, el pabellón incluía varios estanques, en donde el arquitecto supo aplicar  acertadamente sus estudios en base a la multiplicidad espacial, propiciada por el efecto del reflejo del agua.

El extraordinario conjunto arquitectónico desapareció como arte de magia, una vez que concluyó la exposición, debido a que su función era provisional, por lo que acabado el evento, la obra de Van der Rohe, pasó ‘a mejor vida’, como realmente sucedió, puesto que, a pesar de convertirse en edificio ‘fantasma’, logró situarse como una de las obras más representativas de la arquitectura moderna, aunque quedara sólo como referencia en planos y fotografías de biblioteca.

Fotografía: alecani

Fotografía: alecani

Gracias al empeño del Ayuntamiento de Barcelona y varios constructores, enamorados del mítico pabellón, volvió a ponerse en pie, en 1986, y aún hoy es visitado por miles de personas. La fundación Mies encargó a Antoni Muntadas que contribuyese con sus trabajos a ‘rellenar’ el pabellón, y así lo hizo.

Pero no, a base de materiales, sino de olores mediante dos artilugios que expanden aromas cercanos a la tinta de  imprenta y a lugar cerrado…así estuvo el edificio, durante cinco décadas, aprisionado entre tomos y papeles…

Vía | El País
Más información |Pabellon Van der Rohe. Visita virtual