Aleppo, la ciudad de los bazares de Siria (3)

1 enero, 2010

 

De Aleppo dicen que es la urbe habitada más antigua del mundo. Aunque la citen como la rival de Damasco, la segunda ciudad de Siria, tiene suficientes virtudes para figurar con todos los honores. Su ciudadela, la parte antigua, el zoco, las interminables mezquitas y una nostalgia viajera en sus teterías y viejos cafés.

Fotografía: hovic - old aleppo album

Fotografía: hovic - old aleppo album

Por aquí pasaron, en cuerpo y alma, escritores y aventureros. Agatha Christie, Lawrence de Arabia...políticos de la talla de Churchill, Roosevelt…, todos extasiados por la vieja decadencia de esta ciudad amurallada con vistas espectaculares.

Nada más entrar en la ciudad, (si el ruído incensante del tráfico nos deja), Aleppo nos invita a adentrarnos en la parte antigua. El zoco, ‘Bab Antaquia’ (Puerta de Antioquía), casi vacío de turistas, nada tiene que envidiar a los de Damasco o El Cairo. Tiendas de artesanos, ropa, perfumes, comida… y sobre todo,  el devenir de la gente paseando, mirando, comprando…el latir de una ciudad marcada por mercadeo y las trasacciones.

Fotografía: syrialooks

Fotografía: syrialooks

Puede que encuentre a su paso a niños y no tan niños que se conviertan en improvisados guías o simples espectadores de sus correrías por la Ciudadela. Otra de las maravillas de Aleppo. Mientras se topa con alguna que otra mezquita, (hay numerosas, y todas destacables),  la fortaleza que rodea a la Ciudadela, dominando el resto de la ciudad, es impresionante.

Fotografía: hovic - old aleppo album

Fotografía: hovic - old aleppo album

Resistió como pocas a las ordas de las Cruzadas y se convirtió en un bello ejemplo de la arquitectura árabe, a la que se accede a través de un puente con ocho arcos, delimitado por un foso. Desde el mirador, la panorámica sobre la ciudad, (si coincide con el atardecer), inolvidable.

Fotografía: hovic - old aleppo album

Fotografía: hovic - old aleppo album

Dejamos esta ciudad sin antes no saborear otros rincones: la gran Mezquita Omeya, donde se dicen que reposan los restos del profeta Zacarías, el hamman Al-Nasri, con 800 años a sus espaldas, y nos marchamos después de haber degustado un martini en la terraza del Hotel Baron, toda una referencia literaria.

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