Fotografía: Nosha
El encanto de los países nórdicos es evidente. Genio, creatividad, diversidad, arte y un punto de excentricidad, que hacen de las ciudades del norte de Europa un destino de lo más interesante para viajes de unos días. Un ejemplo perfecto es Goteborg, la segunda ciudad más grande de Suecia, con tres rostros muy diferenciados para no dejar a nadie insatisfecho.
En Goteborg nos encontramos con tres ambientes muy diferenciados, como tres etapas distintas del viaje. Tenemos la ciudad comercial, la marítima y la Gotebord del ocio, llena de bares y restaurantes. Vayamos por partes entonces.
En torno a la zona costera se puede sentir el ajetreo continuo del puerto de la ciudad, el más grande de los países nórdicos. Las opciones son varias: una baño nudista en Salthonen, una velada en el Göteborsoperan, teatro de arriesgada arquitectura, o algunos excesos de marisco y pescado en el mercado de Feskekörka, una auténtico lugar de peregrinación para los enamorados de los frutos del mar.
La segunda propuesta llega desde el mundo del shopping. En Goteborg puedes encontrar el Nordstan, el mayor centro comercial de Suecia, con habituales desfiles de moda y exposiciones. Por supuesto, no podía faltar una parada en una muestra del genio creativo y el minimalismo sueco, para eso el Museo Röhsska de diseño y artesanía te hará ampliar el concepto del mobiliario más allá del mundo de Ikea.
Por último, y porque algo de ocio y esparcimiento necesita el ser humano, y más cuando va de viaje, unas horas por Haga. Este barrio antiguo lleno de color, calles peatonales y locales de play-time.
Después, es el momento de la vida nocturna. La calle Evenyn recoge el mayor número de bares, pubs y clubes del país. Imposible no encontrar más de un local de tu agrado. Para los que prefieran escarbar en la vida underground, en el Vasastan podrán empaparse de opciones alternativas.
