La comida es parte de la experiencia de cada viaje. Recetas y platos típicos son los protagonistas, pero aún más lo son las salsas que se ponen encima de ella. Amadas u odiadas hacen parte de la tradición en muchas cocinas del mundo y también de la nuestra.
Entre los ingredientes más deliciosos encontramos la picante Harissa, una verdadera institución del sur del Mediterráneo, especialmente en el Magreb. En Túnez se usa sobre el cuscús, o sola con un poco de aceite dentro de pequeños platillos y se recoge con el pan.
Si es la salsa picante la que buscan en el viaje, México no les decepcionará. Aquí el pimenton es el rey, hay decenas de tipos, incluso entre los más picantes del mundo, como el Habanero, que se utiliza para condimentar algunos platos, o en cambio en el aceite. Si por casualidad lo ven en el mercado o bajo forma de polvo, una advertencia es: manejar con cuidado, puede causar una fuerte irritación.
Si en cambio prefieren lo amargo, deben probar el Mole, un plato, un programa. Es una salsa espesa que suele acompañar a un guiso enorme. En la salsa de cacao y salsa de chile son los dos sabores dominantes. Sin duda, un plato que va comido despacio y que se debe ordenar el día anterior. Hay muchas versiones, la más conocida es el Mole de la ciudad de Puebla, al sur de la Ciudad de México, donde la leyenda dice que nació.
