Cardona y su montaña de sal

8 octubre, 2012
Montaña de Sal en Cardona

Fotografía de Josep Puighermanal i Lluïsa Valls

Gandhi la utilizó para protestar contra los colonos ingleses, los antiguos romanos como moneda de cambio, mientras que los pueblos celtas habían ya entendido sus grandes propiedades conservantes. La sal en la historia de la humanidad ha desempeñado roles tan diversos: la sal para comer, para conservar, para curar y medicar, pero también para intercambiar, pagar, protestar y orar.

Y aunque en la actualidad de esta historia ya se perdieron las huellas (incluso cuando estamos siguiendo la antigua Vía Salaria), por alrededor del mundo podemos encontrar lugares donde las grandes historias del pasado vuelven a vivir, como en las grandes minas de sal de Wieliczka (Polonia), en las de Zrinski (Croacia), en Maras (Perú) o en Cardona (España).

En Cardona, en el norte de Cataluña, para ser precisos, se encuentra la Montaña de Sal que es, literalmente, ¡una montaña de sal de 50 millones de toneladas!

Su historia comienza con los romanos, que hablaban de ella, decían que había una montaña de un sal y que cuanto más se excavaba, más sal se descubría.

En la actualidad, el complejo minero es un centro turístico dotado de salas de exposición, ejemplares de máquinas antiguas y laboratorios para la construcción de esculturas con sales minerales. Se pueden recorrer los túneles subterráneos con lagos y cuevas con ricas de estalactitas.

A Cardona, que está situada a un centenar de kilómetros al norte de Barcelona, no se llega sólo para visitar la Montaña de Sal, sino también el castillo, del que los Duques de Cardona velan sobre su tesoro, y la iglesia de San Vicente. Abre sus puertas en verano de 10 a 18 y la entrada cuesta 11 euros, mientras que las visitas guiadas se pueden realizar entre las 11:30 y 13:30.

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