Fotografía de niall62
Unas vacaciones en la isla de Boa Vista (Cabo Verde) ofrece relax, bronceado, pero también posibilidad de practicar al aire libre numerosos deportes, entre ellos destaca el senderismo. Para seguir con el mar de Boa Vista, que indudablemente se presta a disfrutar de un relajante baño en las aguas limpias y transparentes, perfectas para practicar deportes, como la vela, la inmersión o la pesca.
Para el relax, los más de cincuenta kilómetros de playas blancas y doradas, mojadas por un océano de color esmeralda, hacen que la isla sea un destino particularmente apetecible. Para relajarse al sol se puede elegir la blanca y larga playa de Curralinho (llamada también Santa Mónica por su parecido con la homónima playa de los Estados Unidos), la fascinante Praia de Varadinha y la costa de Joao Barrosa, donde investigadores españoles estudian comportamientos y reproducción de las tortugas.
Aquí, de hecho, están llevando a cabo el proyecto de la Universidad de Las Palmas que se ocupa de salvaguardar las tortugas caretta caretta, que pueden ser avistadas en las riberas cuando se preparan a desovar; también las ballenas se acercan a estas zonas en el período que va de diciembre a junio.
Pero Boa Vista también puede ser descubierta en movimiento, quizás a pie. Por ejemplo, con cinco horas de camino se puede llegar a la Estancia de Baixo, la aldea que domina el valle, y luego continuar hasta a la iglesia de Rabil, imponente y majestuosa, o visitar Boa Ventura con su pequeña iglesia y un magnífico panorama. O también se puede ir hacia el Cementerio Hebreo con su Capilla en ruina, para luego contornear el macizo rocoso llamado Rochinha y continuar hasta alcanzar la Costa de Boa Esperança, al Norte, siguiendo luego la playa hasta ver la carcasa del mercantil español Santa María, que se encuentra allí desde 1968.
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