Fotografía de kozumel
El momento más duro y tedioso antes de realizar un viaje es cuando llega la hora de hacer la maleta. Este simple proceso puede llegar a convertirse en toda una pesadilla mientras un sinfín de preguntas que inundan tu mente: ¿qué meteré en la maleta?, ¿me cabrá todo?, ¿pesará demasiado?
Para evitar posibles sorpresas en el aeropuerto, es muy importante que consultes en la página web de la aerolínea con la que vayas a volar: el peso y medidas máximas del equipaje, tanto de cabina como para facturar, el coste por peso extra y el número de piezas que se pueden facturar. Por ejemplo, la compañía de bajo coste de Ryanair es una de las más restrictivas y exigentes con el tema del equipaje y un claro ejemplo de cómo un vuelo barato puede acabar saliéndote bastante caro.
Mi consejo es que tu equipaje este siempre cerrado con un candado, lleve una etiqueta con tu nombre y dirección para que en caso de pérdida, esta pueda ser fácilmente identificada, y le pongas un detalle distintivo, por si hubiera otra maleta igual en la cinta de equipaje. Además, yo te recomendaría que llevases siempre contigo una maleta de mano, en la que incluyeras aquello de primera necesidad, como por ejemplo: ropa interior, cepillo de dientes o el cargador del móvil, por si se diera el caso de que la aerolínea pierda tu maleta.
Hoy en día, existen muchos tipos de maletas, adaptadas a los gustos y necesidades de cada persona; bolsas de viaje, maletas de mano o cabina, con y sin ruedas, trolleys y toda clase de accesorios de viaje. La maleta es mucho más que un simple objeto de viaje, es la seña de identidad del viajero. Por ello, te recomiendo que le eches un vistazo a las páginas de www.maletasgreenwich.com y www.maletalia.com, donde encontrarás una gran selección de maletas a precios muy atractivos.
Os dejamos con este divertido monólogo del cómico Luis Piedrahita: Una maleta no se llena de ropa: se llena de ‘por si acasos’
