Los fiordos chilenos, una reserva natural inigualable

9 noviembre, 2008

Recientemente hice alusión a la Patagonia argentina para hablar de la expedición organizada por Tuareg Viajes,  a  la península antártica, un viaje que comenzaba en la zona más austral de este Continente. Continuando con este afán aventurero, hoy me decido a hablaros de otro milagro de la naturaleza que puede contemplarse, en este caso, en  la Patagonia chilena.  Los Fiordos chilenos,  en opinión de los que la han visitado, son de las experiencias más inolvidables en cualquier viaje que se precie.

Al sur de la ciudad de Puerto Montt, comenzaría esta ruta, casi de experimentación, teniendo en cuenta, que, aún hoy, es una de las reservas naturales mejor preservadas del mundo y que, está lejos, afortunadamente, de paquetes turísticos promocionales. Siempre es toda una experiencia adentrarse por estas tierras, donde la naturaleza casi salvaje sorprende y emociona.

Para aquellos aventureros irreductibles, visitar los Fiordos chilenos, puede perfectamente confirmar sus mejores expectativas. Estos valles glaciares se conformaron hace millones de años cuando el hielo fue deslizándose montaña abajo hasta llegar a los valles y de ahí desembocar en el mar conformando estas estructuras de hielo con aspecto de valle,  que pueden alcanzar incluso los 400 metros de profundidad.

De los más conocidos, el fiordo de ‘Última Esperanza’ que se recorre partiendo desde Puerto Natales, en la Región de los Lagos,  en una travesía para recorrer los glaciares Balmaceda y Serrano. Mediante un crucero, (un buen número de agencias programan visitas a estos lugares)  será capaz de observar el Lago Grey, un imponente valle-glaciar, rodeado de volcanes y cumbres nevadas, si se acerca hasta el Parque Nacional Torres del Paine. Es obligado visitar también la Laguna de San Rafael, glaciar de setenta metros y con 30.000 años de antiguedad.

Puede perderse por la Isla de Chloe, que la  enlaza a  la punta austral de Chile o hacer una parada en la ciudad de Frutillar, urbe colonizada por exploradores alemanes y que conserva sus tradiciones ( cultivo de rosas y una gastronomía bastante peculiar), junto a otras aldeas de pescadores o la singularidad de Castro y su Iglesia.

Otra de las muchas rutas posibles es viajar hacia el Estrecho de Magallanes y observar a miles de parejas de mancos sobre el fiordo de Otway. Eso sí, evite viajar durante los meses de enero, febrero y marzo, debido a la neblina que suele acompañar a los fiordos en esas fechas.

Sería imposible visitarlos todos, ya que están dispuestos en unos 90.000 kilómetros, una vasta extensión de glaciares, formas antojadizas de la naturaleza, que ejecutan una sinfonía de belleza inusitada.

Vía|Cruceros

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