Fotografía: Wikipedia
París es indudablemente toda una ciudad romántica que tiene tanto por ofrecer no solo en belleza arquitectónica, sino también en lugares de atracción, gastronomía y toda la extravagancia más pura que solo podremos encontrar en la ciudad más grande del planeta. Aventurémonos a una experiencia totalmente diferente donde el glamur y la música clásica son nuestra mejor compañía.
Viajar a París siempre es tan reconfortante que es imposible aburrirse en medio de tanto esplendor. La enorme historia que le precede, así como el legado cultural y arquitectónico que el día de hoy la han colocado como uno de los centros más concurridos del mundo, hacen de París una ciudad de magia, ilusión y mucho amor.
Por otro lado, las calles de París suelen alborotarse durante todo el día con la llegada de miles de visitantes de todas partes que acuden hasta la romántica ciudad para echar un vistazo a la Torre Eiffel, considerada como una de las 7 maravillas del mundo moderno, y conocer el Louvre por supuesto.
Pasar unos días en París puede ser una forma de aprendizaje de vida donde corre el enorme riesgo de caer en la adicción por la comida más fina, las veladas más románticas, música en violín, cafeterías en las esquinas y calles bañadas de calidez humana. Todo en París es bello por donde se le vea.
Y ya que hablamos de la actividad culinaria, no hay nada mejor que probar los suculentos croissants ligeros o una jugosa losa de ricos foie gras por la tarde. Comer en París es simplemente una verdadera fiesta.
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